viernes, 18 de noviembre de 2011

EL OTOÑO EN EL BARRANCO MONTANO O RAMBLA DE LOS VAQUERIZOS

El Barranco Montano o la Rambla de los Vaquerizos, es un cauce que se encuentra en el Pinar del Duque, en el término municipal de Huéscar. Históricamente, por la proximidad a La Puebla de D. Fadrique y por desavenencias entre la casa de Alba y la ciudad de Huéscar, estos pinares han estado más ligados a los habitantes de La Puebla de D. Fadrique que a los habitantes de Huéscar.  Estas tierras han sido durante muchos años el sustento de muchas familias de La Puebla,  hasta tal punto que aún hay mucha gente que piensa que  pertenecen al término de La Puebla y no al de  Huéscar.
Me preguntaba Santiago Cortinas  este verano cómo se llamaba el barranco, si  Montano o Rambla de las Vaquerizas, a lo que le contesté, que yo siempre he escuchado a la gente que ha trabajado en estos pinares nombrar al lugar como Barranco Montano y no de las Vaquerizas, no obstante, dado que en los planos del Instituto Geográfico Nacional aparece el lugar como Rambla de los Vaquerizos, quiero dar mi opinión particular al respecto.
El Barranco Montano, donde está la fuente del Montano hace referencia al “Barranco del Monte”, o al “Barranco de la Fuente del Monte”, algo que visto desde Puebla de D. Fadrique tiene sentido, pues los montes aparecen además de otros lugares en esta zona. Igualmente al sureste de Santiago de la Espada, se observa el barranco y la fuente allá en la parte alta del monte, por lo que nombrarlo así tiene también sentido.
La Rambla de los Vaquerizos o “Rambla de los Vaqueros”  nombre que aparece en los mapas topográficos, hace referencia al lugar por donde pasaban los vaqueros con las reses bovinas, bien en dirección a Santiago, bien dirección a La Puebla o Nerpio. El usar esta rambla como lugar de paso, se entiende por la corta distancia que separa a Santiago de la Espada con la Estación de Huebras o la Venta del tío Tiburcio a través de ella, en comparación con la distancia que existe entre Santiago de la Espada y la Estación de Huebras por la carretera actual o por otros caminos del pinar. Por aquí, los vaquerizos podían trasladar el ganado vacuno evitando largos recorridos, además podían utilizar la Fuente del Montano y el arroyo como abrevaderos. En cuanto al vocablo Vaquerizas, aunque es posible que entre los vaqueros existiera alguna vaquera, en aquellos tiempos en los que pasaban las vacas por estos caminos, conociendo las costumbres de las gentes del lugar y la dureza del trabajo, es más lógico pensar en la presencia de vaqueros en la zona y no de vaqueras, por lo que creo que los mapas hacen referencia a Rambla de los Vaquerizos de forma acertada.
El paso de rambla a barranco se produce aguas abajo a partir de la Fuente del Montano, lugar donde la pendiente se acentúa y la presencia de fuertes desniveles en la roca dificultan el paso. Con todo lo comentado,  yo me quedo con el topónimo de Barranco de Montano, o Barranco de la Fuente del Montano, que es el que más he escuchado nombrar.
Después de la excursión que realicé en verano por este lugar, tenía pendiente volver en otoño, con el fin de observar la caída de las hojas en los árboles caducifolios. Se lo propuse a  Blas Rubio, Antonio Albertus y Pedro Illescas, ya que les apetecía conocer esta zona.
Salimos de Murcia temprano, nuestro destino era el Barranco Montano o Rambla de los Vaquerizos, donde se encuentra entre otras maravillas naturales uno de los rodales de árboles caducifolios de cierta entidad más meridionales de España.
En nuestro viaje a través de la Región de Murcia no ha sido necesario llevar ningún tratado de geografía, pues Blas nos ha enseñando la toponimia de cada rincón por el que hemos pasado. No he conocido a nadie que conozca la geografía de Murcia como él.
Al divisar Revolcadores, Blas nos comentaba como se ha puesto de moda en los Blogs de nuevos senderistas atribuir el punto más alto del macizo a Los Obispos y el nombre de Revolcadores a la antecima meridional, cuando en realidad este nombre de Los Obispos, corresponde a la cuerda que partiendo del pico de Revolcadores se dirige en dirección norte hacia La Rogativa. Se trata de un error de desplazamiento toponímico en el plano, como muy bien explica en su libro Excursiones por el Sur de España II, el montañero que mejor conoce la orografía murciana, Juan Carlos García Gallego.
Llegamos por fin a Puebla de D. Fadrique, el día era estupendo, por lo que paramos antes de llegar al Poljé de Nablanca para fotografiar La Sagra  con Sierra Nevada al fondo. Continuando hacia Santiago de la Espada, una vez pasado el Puerto del Pinar a la altura del Barranco de la Artesa, divisamos por fin el Cerro del Oso y el Cerro del Oro, en lo alto, el Porche Valenciano con la presencia de un rebaño de ovejas segureñas y cabras celtibericas y hacia el barranco, la Venta del tío Tiburcio.
Iniciamos el recorrido en el límite entre las provincias de Albacete y Granada, en la margen derecha Nerpio y en la margen izquierda Huéscar. Al llegar a la ya ruinosa Venta del tío Tiburcio, encontramos numerosos ejemplares de Chopos o Álamos (Populus nigra L.) y Mimbreras (Salix viminalis L.) Por la rambla fluye un reguero continuo de agua y junto al arroyo, encontramos el primer ejemplar de Arce (Acer opalus subsp. granatense Boiss), con sus hojas amarillas, presagio de lo que nos acontecía más adelante. La pendiente del camino es suave, y un lecho de hierba y musgo amortigua nuestro caminar. Observamos algunos ejemplares de Espino albar o Majuelo, (Crataegus monogyna. Jacq), Escaramujos (Rosa sp.) y Sargas (Salix alaeagnos. Scop) y poco a poco iban apareciendo los primeros Cerecinos o Cerezos de Santa Lucía (Prunus Mahaleb. L.) y algunos Robles o Quejigos (Quercus faginea. Lam)
Durante el recorrido pedí a Antonio Albertus que dedicara un poema al lugar. Antonio, a falta de folios, lo plasmó en el mapa del ejército que llevaba en la mochila. El  poema y el plano lo guardaré en recuerdo de este día y  por ser parte de la obra de un gran poeta.
Por fin, en la margen izquierda al pie de un importante escarpe en la roca, en terrenos del término municipal de Huéscar, aparece un rodal de árboles caducifolios multicolor de dimensiones apreciables. Coexisten entre otros en el mismo lugar, numerosos  ejemplares de arces y no muchos menos ejemplares de cerecinos y algunos de robles, medran en perfecta armonía en suelos calizos bien drenados. Los arces han perdido ya prácticamente la hoja por estas fechas, y un manto de colores anaranjados y ocres tapiza el suelo.
En esta época los árboles caducifolios se preparan para un periodo de reposo. En la base de las hojas de los árboles se forman nuevas capas de células que taponan los conductos que transportan el agua y las sales minerales a las hojas. Como consecuencia, la clorofila se descompone y las hojas pierden su color verde, dejando ver otros pigmentos que antes se mostraban ocultos debido a la clorofila. La hoja comienza a marchitarse y cuelga de los tallos hasta que se desprende del árbol.
Avanzando por el camino, impresionan las paredes calizas y los efectos de la karstificación en la roca, descubrimos las secuelas de una chispa o rayo en uno de los pinos del lugar. Continuamos andando hasta ver como el agua se filtra y desaparece bajo el lecho del cauce. Frente a la Cañada Bellón nos acercamos a la Fuente del Montano, y comprobamos que actualmente está totalmente seca. Entre marmitas de gigante y pinos colgados en las laderas, alcanzamos el lugar donde se podía ver la cercanía de la Huerta del Manco y Santiago de la Espada.
Volvimos al punto de partida y dejamos pendiente para otra ocasión el ascenso por la Rambla de los Vaquerizos hacia la Fuente del Oro y el Cerro del Oro, no sin olvidar la lectura del poema que había escrito Antonio Albertus para esta ocasión, el cual quiero compartir con todos los que queremos a  esta tierra:


De vuelta a Murcia, como no podía ser de otra manera, paramos en Almaciles para degustar y disfrutar los sabrosos platos de choto al ajillo, lomo de orza y cordero segureño, manjares  que se estilan en esta hermosa tierra.