lunes, 23 de julio de 2012

MANANTIAL Y ÁREA RECREATIVA DE LA ERMITA DE LAS SANTAS (PUEBLA DE D. FADRIQUE)



Con los calores del estío y la exacerbación y sofoquina que nos están provocando nuestros excelsos, exiguos instruidos y  versados y a la vez desmañados estadistas oligarcas, viene bien trasladarse por algunas horas a lugares sosegados como el Paraje de Las Santas en Puebla de D. Fadrique para recuperar dinamismo.

En estas fechas, las imágenes de las Santas Alodía y Nunilón permanecen en su gran hornacina sobre la peana en la Ermita del Monte. El lugar está tranquilo, atrás quedó el bullicio avivado por la multitud de feligreses que acompañamos a nuestras patronas en su romería.




Supieron elegir bien el enclave Dª Leonor de Aragón (hermanastra de Fernando el Católico)  y su esposo D. Luis de Beamonte (Conde de Lerín)  cuando construyeron la ermita de Las Santas en este paraje que se asemeja a su tierra  Navarra. Posiblemente este hecho, haya dado lugar a que se mantenga junto a la ermita el agua tan necesaria, que da vida al entorno y a determinados invertebrados de agua dulce que aparecen en muy pocos lugares de  Andalucía. Es sin duda el agua del manantial de la Ermita de Las Santas la que le da vida al lugar, sin ella,  los materiales yesosos que aparecen en el entorno favorecerían un lugar yermo y baldío, únicamente habitado posiblemente, por chaparros y pinos.



Sin embargo, la humedad del terreno favorece la presencia de numerosos ejemplares de árboles, los cuáles, aparecen dispuestos en torno a la acequia que desciende escalonada por la ladera. Hace años destacaban antiguos grandes olmos, pero con la aparición de la grafiosis (Ceratocystis ulmi) han muerto progresivamente, por lo que se han tenido que plantar otros ejemplares de árboles de hoja plana como Álamos, Acacias, Plátanos o Sauces para que den sombra en el lugar. No obstante, aún quedan ejemplares de olmo que han sido tratados y que se resisten a desaparecer.












En torno a las enormes mesas de piedra que se extienden por el área recreativa, donde merendamos y pasamos la tarde, numerosos invertebrados nos acompañan buscando la humedad y el frescor del agua y a la vez el intenso calor del sol. Algunos de ellos, incluidos en el Libro Rojo de los Invertebrados de Andalucía.

Entre los lepidópteros pude observar ejemplares de Dorada manchas blancas (Hesperia comma), Banda curva (Hipparchia fagi),  Palyommatus, Colias croceus, Melanargia lachesis o el Sátiro moreno, alguno de ellos incluido también en el libro rojo como especie en peligro.












Mientras los chiquillos disfrutaban con el agua de las caceras junto al antiguo Castaño de la ermita, yo no podía dejar pasar la oportunidad de observar algún ejemplar de Corrosella, (gasterópodo singular de concha en  espira y ovalada amenazado como vulnerable) por lo que, con paciencia y exquisito cuidado, busqué a estos diminutos seres que se camuflan en las paredes de la acequia y se confunden con pequeños cantos rodados.





Pocos vertebrados se dejaban ver a estas horas, tan solo la presencia y el graznido de algunos cuervos y dos ejemplares de ardilla (Sciurus vulgaris) que incitaban nuestra atención entre los encinares existentes.



Es este sin duda un lugar especial. Un claro ejemplo de armonía y en muchos casos de simbiosis entre seres de diferentes especies, donde por un lado las actuaciones humanas han favorecido el desarrollo y vida de organismos singulares y por otro lado, la presencia de seres animales y vegetales fomentan la tranquilidad, el bienestar y esparcimiento de las personas que lo visitamos.

Quiero finalmente recordar que es nuestra responsabilidad cuidar y mantener en condiciones óptimas estos lugares, evitando encender fuego en estas fechas y procurando dejar el lugar limpio de residuos.

EL BOSQUE ES NUESTRO PULMÓN, DEJA QUE RESPIRE.